Tsunami
Se celebra (que palabra mas poco afortunada) estos días el primer aniversario del Tsunami del Índico. Lo ocurrido ahora hace un año nos deja un par de cuestiones:
Primera: ¿como puede ser que algo que técnicamente es posible evitar mediante equipos de sismografía, sistemas de alerta automática y medios de comunicación de masas, no fuera evitado? Lo lógico es pensar que ya debería estar en marcha hace mucho tiempo el sistema capaz de lograrlo.
Segunda: ¿como es que no se está haciendo nada para poner en marcha dicho sistema? Hemos de pensar que esto es así, porque no vemos en la prensa ningún anuncio de que se haya hecho lo contrario, osea que...
Mueren menos de 4000 personas (que no son pocas, no me malinterpreteis) en el edificio del World Trade Center, y los USA invaden 2 paises (y los que vendrán). Sin embargo, mueren 300.000 (lo pondré en letras: trescientas mil) personas por una causa que puede evitarse en un futuro, y la comunidad internacional no mueve un dedo en esa dirección. Me lo expliquen.
De todas las historias que nos dejó el Tsunami me quedo con una que no he olvidado, aunque lamento haber perdido los detalles (ya hace un año). Contaba entonces la prensa la historia de una niña inglesa (no recuerdo el nombre) que estando en una playa (no recuerdo el nombre) advirtió como el agua se retiraba repentinamente de la costa, unos 150 metros, como en una de esas bajadas de marea que se observan en el atlántico, pero de una forma rapidísima. La niña, de vacaciones, recordó lo que un profesor de ciencias les había explicado dias antes en clase acerca de este fenómeno, y tomando conciencia de lo que se avecinaba, se lo explicó a su padre, y entre los dos alertaron a la gente de toda la playa, advirtiendoles de lo inminente de la llegada de la ola gigante. Vaciaron la playa y dicen (no lo recuerdo exactamente) que entre los 3 salvaron a más de 300 personas aquel dia. Y digo entre los tres, porque fueron la niña, el padre, y el profesor, que en una fria mañana de diciembre había conseguido mantener el interés de sus alumnos lo suficiente como para lograr que aquella niña (cuyo nombre no recuerdo) se empapara de un conocimiento que salvó muchas vidas.
Estoy seguro de que la gente que no murió aquel dia en la playa si recuerdan el nombre de la niña. A mi me gustaría saber el nombre de su profesor y su e-mail, para escribirle dándole las gracias.