21 enero 2006

“Esto es en lo que creo”

Barcelona a 21 de enero del año 101 de nuestra era

A veces me dicen, tu que eres ateo, ¿en que crees? El dia que leí lo que aqui abajo traduzco y transcribo, me sentí muy identificado, y creo que puede reflejar muy bien en que creo yo. Salvando claro las distancias impuestas por la nacionalidad del autor

“Esto es en lo que creo” por Robert A. Heinlein (escritor Norteamericano de Ciencia Ficción y divulgador científico)

“No voy a hablar acerca de creencias religiosas sino de asuntos tan obvios que ha quedado fuera de moda hablar sobre ellos. Yo creo en mis vecinos. Se de sus defectos, y se que virtudes sobrepasan de largo sus defectos. Tomo como ejemplo al Padre Michael. Yo no pertenezco a su credo pero se que la bondad, la caridad y el amor brillan en sus acciones diarias. Yo creo en el padre Mike. Si estoy en problemas, acudiré a él.

Mi vecino puerta con puerta es veterinario. Doc saldrá de su cama después de un duro día para ayudar a un gato callejero. Sin factura (a quien va a mandársela). Yo creo en Doc

Yo creo en la gente de mi localidad. Puedes llamar a cualquier puerta de mi localidad diciendo “tengo hambre” y serás alimentado. Y no es ningún sitio excepcional. Yo he visto la misma disposición caritativa en todas partes. Y por cada uno que te conteste, ‘Apáñate, yo ya tengo mi comida’, habrá cien, mil que dirán, ‘Y tanto, hombre, siéntate’

Se que a pesar de todos los avisos en contra de los autoestopistas, yo puedo plantarme en la autopista, sacar el pulgar y en pocos minutos un coche o un camión parará y alguien dirá: “sube Mac - vas muy lejos?”

Yo creo en mis conciudadanos. Nuestros titulares estan salpicados de crímenes, aunque por cada criminal hay 10.000 personas honestas, decentes y amables. Si no fuera así, ningún niño viviría para crecer. Los negocios no podrían funcionar en el día a día. La decencia no aparece en las noticias. Sólo sale en las necrológicas, pero es una fuerza mayor que el crimen. Yo creo en la paciencia de las maestras y en los tediosos sacrificios del profesorado. Yo creo en la desapercibida e interminable lucha en contra de toda opción que se lleva a cabo en casi cada hogar de esta tierra.

Yo creo en la honesta masa de trabajadores. Mirad a vuestro alrededor. No hay suficientes jefes para controlar todo ese trabajo. Desde el Independence Hall hasta el Grand Coulee Dam, estas cosas fueron construidas a nivel y escuadra por trabajadores que era honestos hasta los huesos.


Yo creo que casi todos nuestros políticos son honestos… hay cientos de ellos, mal pagados, o no pagados ni siquiera dando lo mejor de si mismos sin agradecimientos ni gloria, para hacer que nuestro sistema funcione. Si esto no fuera verdad no hubiéramos pasado jamás de ser 13 colonias.

Yo creo en Rodger Young. Ustedes y yo somos todavía libres gracias a interminables héroes desconocidos, desde Valley Forge hasta el río Yalu. Yo creo en - y estoy orgullos de pertenecer a - los Estados Unidos. A pesar de nuestras estupideces, cosas que van desde los linchamientos o la mala fé en las altas esferas, nuestra nación ha tenido las más decentes prácticas internas y políticas exteriores que se pueden encontrar en la historia.

Y finalmente, yo creo en mi raza. Amarillos, blancos, negros, rojos, marrones. En la honestidad, coraje, inteligencia, durabilidad y bondad de la sobrecogedora mayoria de mis hermanos y hermanas de cualquier lugar de este planeta. Estoy orgulloso de ser un ser humano. Yo creo que hemos llegado tan lejos por los pelos. Siempre lo hacemos por los pelos, pero siempre lo conseguimos. Sobrevivir. Aguantar. Yo creo que este embrión sin pelo, cabezón, con un cráneo sobredimensionado, este animal ligeramente superior a los monos, permanecerá. Durará más que su propio planeta - se esparcirá por las estrellas y más allá, llevando consigo su honestidad y su insaciable curiosidad, su coraje ilimitado y su noble decencia esencial.


Es en esto en lo yo que creo con todo mi corazón.


Robert Heinlein escribió esto en 1952. Su mujer, Virginia Heinlein, lo escogió para leerlo al aceptar La Medalla al Servicio Público Distinguido que la NASA le concedió el 6 de Octubre de 1988, a título póstumo.
La señora Heinlein recibió una cerrada ovación.

4 Comments:

At 7:38 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Probablemente iría todo de perlas si fuesemos capaces de creer en lo que tenemos delante de las narices, y otros dejaran de creer en que "algo" redima sus pecados.
Estoy completamente de acuerdo, mi creencia son las personas. de lo demás ya me ocuparé cuando llegue el momento.
Te leí en el blog de Hanoi, un chico extremeño, hablando sobre ¿cómo no? l' estatut. Lo argumentaste muy correctamente.
Un placer leerte de nuevo en tu espacio.
Un saludo!

 
At 11:16 a. m., Anonymous Anónimo dijo...

Aun estando de acuerdo, también creer en esto necesita de mucha "fe" hoy en día. Tal vez en los años cincuenta fuera más fácil, pero seguramente tampoco. ¿Se puede tener fe en mis conciudadanos conductores cuando prácticamente nadie respeta las limitaciones de velocidad? No estoy hablando de los locos irresponsables, esos son pocos, sí, pero los que se saltan los límites de velocidad nos ponen a todos en peligro y esos, sin dudarlo, son un tanto por ciento muy elevado. Es sólo un ejemplo. Todos nos quejamos de las injusticias de esta sociedad que nos rodea, pero en cuanto nos toca a nosotros, muchas veces también las hacemos: todos nos quejamos de la evolución del precio de los pisos, de la especulación inmobiliaria, pero casi nadie pone su piso en alquiler por un precio de justicia no por el que impone la especulación...
Soy un ferviente defensor de la honestidad personal, pero os puedo asegurar que me siento como un especimen en extinción. En carretera, cuando voy a la velocidad que marcan las señales, noto pegados a mi trasero a muchos conductores agobiados por mi supuesta lentitud (eso cuando no me hacen luces, me pitan, o me adelantan con línea contínua...); me siento extraño cuando en los trenes casi nadie se levanta para dejar sentar a la gente mayor en los asientos hasta que no lo hago yo; me siento extraño cuando la convivencia con los fumadores ha tenido que pasar por una ley y cuando la gente que hasta el 31 de diciembre fumaba en mi centro de trabajo aun sabiendo que molestaba a los que tenía al lado llegó el día 1 de enero y ha sido capaz de cumplir una norma legal cuando no fue capaz de hacerlo con una norma ética... Podría seguir. ¿Empiezo a ser alguien de otro tiempo en esta sociedad?

Yo también creo en gente que tengo alrededor, pero no en la gran mayoría, como parece deducirse del precioso artículo esgrimido. ¿Será que me falta la fe?

Pero dejadme ir más allá. En lo que yo realmente creería es en una sociedad en donde sus miembros se preocuparan más de los problemas reales que padecemos. Una sociedad en donde la actividad política fuera trabajar para la polis, no para asegurar las próximas elecciones. Y en donde la gente fuera capaz de realizar un proceso de autoexamen y pensar si su vida es más completa viendo la televisión o participando de su entorno. Tal vez así esta sociedad sería capaz de movilizarse por temas que le atañen directamente, como la especulación inmobiliaria, la explotación laboral y los contratos basura o la pobreza en nuestras ciudades, temas severamente arrinconados por buena parte de las fuerzas políticas, sindicales y sociales (me refiero a poner manos a la obra para solucionarlos realmente, no a hacer ver que se hace algo mientras el problema sigue casi igual). Una sociedad que empleara su energía en convocar alguna manifestación o movilización por estos temas, tal y como se hizo contra la guerra de Irak, sería mucho más comprometida y atractiva.

Al final, y pese a todo, yo creo en la honestidad personal, sobre todo la que repercute en los que me rodean.

Un saludo a todos

 
At 4:06 p. m., Blogger Jordi dijo...

No creo que haga falta fé para creer en lo que cree Heinlein, y si hace falta fe, hace falta bien poca. La
prueba es que el "cree" en cosas tangibles y demostrables. En personas concretas, cuyo comportamiento es comprobable, y en grupos de personas, cuyo comportameinto es estadísticamente mesurable.

Preguntas si se puede tener fe en nuestra ciudadanía y yo pregunto, mirando al pasado, ¿es este mundo, el de ahora, más justo que el de hace 50, 100, 150, 200 años? ¿es un mundo mejor? La respuesta es si, si, si y si. Y la causa es la propia humanidad (dado que segun mi punto de vista nadie más interviene en esta película) Concluimos entonces: estamos mejorando, gracias a nosotros mismos. Como dice Heinlein, seguramente estamos sobreviviendo por los pelos (by the skin of our teeth, en el original) pero mejorando. Al fin y al cabo,llevamos millones de años sobreviviendo por los pelos. No vendrá de unos cientos más.

Respecto a la honestidad personal, yo no doy por sentado la mía, osea que imagínate la de los demás. Pero a nivel estadístico sí, creo que se puede afirmar que la humanidad es honesta.

Ahora bien, si te preguntas porque nadie alquila pisos a precios asequibles, pregúntate porque no hay panaderos que vendan el pan a mitad de precio para los pobres, o lampistas que instalen calefacciones más baratas si eres inmigrante.

Despierta, que estás viviendo en dinerolandia. Si quieres ayudar al prójimo no te hagas propietario, hazte monja.

Un abrazo.

Jorge

 
At 11:24 a. m., Anonymous Anónimo dijo...

Mmmm me decepciona tu respuesta. Dinerolandia... tal vez, pero ello no supone que tengamos que justificarlo, como pareces hacer tú en tu respuesta. En un comentario posterior hablas del método científico y de que la democracia no sirve cuando de hacer ciencia se trata (en el sentido de que no porque la mayoría diga que algo es cierto, tenga que serlo si no se demuestra), pues en ética tampoco porque sinó podrían justificarse cosas como la Alemania nazi, en donde la mayoría estaba con Hitler y sus secuaces.
Lo de que el mundo es mejor que hace 200 años es discutible, sí claro la ciencia ha permitido avances que han mejorado la calidad de vida y hacen que vivamos mejor, mejoramos en ese aspecto, pero como seres humanos ¿hemos mejorado? La gente sigue muriendo de hambre cuando tal vez por primera vez en la historia se podría remediar; nos seguimos matando en guerras y, además, por vez primera en la historia podríamos ser capaces de autodestruirnos conscientemente... Como vez, tu aseveración no es tan sencilla como puede parecer.

"La humanidad es honesta", ¿en qué te basas? ¿Me puedes decir dónde está esa estadística? Bueno, aquí tal vez juego sucio... Pero en todo caso, yo no quiero vivir en una sociedad estadísticamente honesta, yo quiero vivir en una comunidad simplemente responsable, y en ésta no tengo esa sensación.

Tu me respondes: "si te preguntas porque nadie alquila pisos a precios asequibles, pregúntate porque no hay panaderos que vendan el pan a mitad de precio para los pobres, o lampistas que instalen calefacciones más baratas si eres inmigrante" y concluyes que vivimos en Dinerolandia... claro, si todos piensan como tú y actuan en consecuencia, así vamos. Mira, y sin pretender dar lecciones, yo el pan me lo hago en casa desde hace algún tiempo, con la calefacción no me atrevo, y si tuviera un piso para alquilar intentaría pactar con mi pareja ponerlo a un precio como mínimo no abusivo (claro, en este caso ella debería estar también de acuerdo). Dinerolandia... tengo que estar en este casino, pero al menos intentaré no apostar.

Un saludo

 

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